Globalización ambiental y la biodiversidad

Globalización ambiental y la biodiversidad

Payne (2013) define la biodiversidad como el número y variedad de los organismos vivos en el planeta.  La biodiversidad incluye la diversidad genética, diversidad de especies y la diversidad de los ecosistemas.  La biodiversidad se encuentra principalmente en los bosques de países en desarrollo como Brasil, China, India, Méjico, entre otros.   La mayoría de los países desarrollados son pobres en biodiversidad.

La biodiversidad representa un aspecto importante de la globalización ambiental ya que afecta a varios grupos.  La biodiversidad afecta a los grupos interesados en la deforestación, la agricultura, el desarrollo sostenible y el intercambio global, por el impacto que sus actividades ocasionan a la biodiversidad en los países.

La biodiversidad tiene grandes beneficios, ya que la interdependencia de las especies ocasiona un intercambio saludable de dióxido de carbono, protección de los suelos y la regulación o control de las temperaturas de la superficie terrestre y el clima.  Según Payne (2013) la destrucción de los bosques lluviosos en Brasil, directamente afecta la biodiversidad, ya que Brasil contiene aproximadamente un 25% de las especies de plantas del mundo.  La biodiversidad de los países en desarrollo también representa una fuente importante del proceso de investigación y desarrollo ya que incluye muchas plantas medicinales.

La interdependencia de los países debido a la globalización se pone de manifiesto en el tema de la biodiversidad, porque los países desarrollados quienes necesitan de la biodiversidad como materia prima para sus corporaciones entienden que estos recursos pertenecen a todos los individuos del planeta.  Por otro lado, los países en desarrollo perciben estos recursos como recursos nacionales, que les pertenecen.

En resumen, los países desarrollados quieren utilizar estos recursos, que no poseen para obtener una ventaja en el desarrollo de medicamentos y en el desarrollo de su agricultura.  Pero, por otro lado, los países en desarrollo, quieren controlar los recursos, no necesariamente para protegerlos sino para obtener un beneficio económico.

Payne (2013) expone el ejemplo de los productores de camarones.  El aumento en la competencia entre los productores de camarones en los países en desarrollo en contraposición con los productores en los países en vías de desarrollo, sirvió de justificación por parte de Estados Unidos para utilizar las leyes ambientales en contra de los exportadores de camarones.

Estados Unidos, comenzó a requerir a los exportadores de camarones que utilizaran redes para capturar los camarones que no les hicieran daño a tortugas en peligros de extinción.  La realidad con esta iniciativa no era necesariamente una preocupación sincera por las tortugas marinas, sino una forma de nivelar la competencia en la producción de camarones.  Lograr que los productores externos cumplieran con las reglas, eliminaba la ventaja competitiva que tenían sobre los productores estadounidenses que tenían que cumplir con estas reglas.

El caso de los productores de camarones, expone una situación donde un país desarrollado utilizó el impacto ambiental para lograr regular el intercambio global de un bien, para su beneficio.  El caso de los elefantes africanos, expone como algunos países en desarrollo entienden que los requisitos ambientales limitan su participación en la globalización económica. 

El elefante africano, es cazado principalmente para exportación, por sus colmillos de marfil.  Países africanos como, Botsuana, Mozambique y Zimbabue se opusieron a la clasificación del elefante como especie en peligro de extinción, porque entendían que esta imposición los limitaba económicamente.

El comercio ilegal de especies en peligro en extinción representa un problema global.  Esta situación, motivada principalmente por la globalización económica, tiene impactos significativos en la biodiversidad.  Jones (según citado en Payne, 2013) establece que el intercambio de animales exóticos representa el tercer intercambio ilegal global más significativo, detrás del intercambio ilegal de drogas y armas.  Se estima que el intercambio ilegal de animales exóticos genera entre cinco a veinte billones de dólares al año.

Uno de los impactos más significativos a la biodiversidad es la aceleración de la deforestación global.  La globalización económica ha ocasionado el desarrollo de economías emergentes.  Estas economías emergentes surgen en los países que identificamos como países en desarrollo.  Lo interesante de estos países, es que en la mayoría de ellos se encuentran localizados recursos naturales valiosos que impactan el clima global.  El bosque lluvioso del Amazonas localizado en América del Sur, con gran extensión en Brasil, según Payne (2013) está desapareciendo a razón de 3 millones de acres por año.  La cuenca del Congo que se encuentra localizada entre Camerún, el Congo y Guinea Ecuatorial; que posee los segundos bosques tropicales más grandes del mundo, y pierde aproximadamente 8.9 millones de acres anualmente.   Rusia, que posee el 22% de los bosques mundiales también los está destruyendo.

Lo interesante de la deforestación es que la mayoría de los bosques están localizados en los países en vías en desarrollo.  Estos países impulsados por la globalización económica han visto como los recursos naturales que poseen, incluyendo los bosques pueden convertirlos en ventajas competitivas y económicas al realizar intercambios globales.  Los recursos naturales se convierten en ventaja competitiva para los países en vías de desarrollo porque estos productos son requeridos en gran escala por los países desarrollados.

La desforestación, aunque ocurra en una región aislada, tiene un impacto ambiental global.  Los bosques son esenciales para mantener la calidad de vida y la vida de los seres humanos.  Los bosques, principalmente los bosques grandes mencionados anteriormente tienen un impacto global ya que mantienen la calidad del aire, el suplido de agua, entre otros aspectos.  La importancia de los bosques en mantener el equilibrio climático es representada por el hecho que los bosques según Payne (2013) logran absorber de un 10 a un 20 por ciento de las emisiones de calor ocasionadas por el dióxido de carbono emitidas principalmente por las industrias y los automóviles.  Ante la situación del impacto global de la deforestación en el cambio climático existen entidades no gubernamentales (NGOs), entre otros grupos, que se oponen a la misma.

Aunque podemos exponer de forma clara que la deforestación se debe evitar, porque de esta forma estamos preservando los recursos naturales, resulta interesante lo irónico de esta situación.  Por un lado, se expone que la mayoría de la concientización ambiental proviene de lado de los países desarrollados.  Aunque poseen bosques, en sus territorios, la mayoría de los países desarrollados no poseen bosques de tal magnitud como el Amazonas, pero demandan de materia prima que se obtiene principalmente de estos.  Esta necesidad de materia prima viene atada a su desarrollo económico y el poder adquisitivo obtenido como parte del proceso de globalización económica.  Los países desarrollados se preocupan por el impacto ambiental, pero son los principales consumidores de los productos que se obtienen de la deforestación.

El desarrollo económico ha traído consigo un aumento en las construcciones de edificios, aeropuertos, carreteras, entre otros tipos de infraestructura que requieren de recursos naturales localizados en los bosques principalmente localizados en los países en desarrollo.  Además, los requisitos y exigencias de los consumidores en países desarrollados por tipos de maderas específicos y en ocasiones difíciles de obtener como la caoba, contribuyen a la deforestación en los países en desarrollo.  Además de estas situaciones, los gobiernos, con el propósito de relocalizar a las personas fuera de ciudades consideradas como sobre-pobladas también han contribuido a la deforestación en estos países.  Hall (según citado en Payne, 2013) expone que los gobiernos de Brasil fomentaron e incentivaron a los individuos a desarrollar negocios agrícolas en el Amazonas.  Para este propósito construyeron la Autopista Trans-Amazonas para mejorar la accesibilidad al área.

Igualmente, importante e irónico resulta el hecho de que aun cuando los países desarrollados no impactan de forma tan significativa la biodiversidad a través de la deforestación, contribuyen al calentamiento global como consecuencia directa del poder adquisitivo alcanzado en la globalización económica.  En los países desarrollados se encuentran una cantidad significativa de fábricas que emiten grandes cantidades de dióxido de carbono que ocasionan el calentamiento global.  De igual forma, el desarrollo obtenido gracias a la globalización económica ha ocasionado que sus habitantes tengan disponibles facilidades como el acondicionador de aire y los automóviles que de alguna forma contribuyen a las emisiones de dióxido de carbono.  Aunque los países y otras organizaciones reconocen el impacto de las acciones de los países desarrollados al cambio climático, adjudican como causa principal la deforestación desmedida por parte de los países en desarrollo.  ¿Acaso la globalización no representa la oportunidad de todos los países por igual a participar de los beneficios?  Entonces, ¿por qué los países en desarrollo no pueden utilizar sus recursos para su propio beneficio y los países desarrollados controlar las emisiones de gases directamente relacionadas a su desarrollo económico?

Al igual que en el caso anteriormente expuesto sobre los exportados de camarones, sin menospreciar el impacto de la deforestación al cambio climático, nuevamente los países desarrollados utilizan el impacto ambiental para su beneficio.  Aparenta, como si los países desarrollados quisieran mantener los bosques no necesariamente para prevenir un impacto mayor al clima global, sino para poder seguir su desarrollo industrial y con ello sus emisiones de gases a través de las industrias.

La biodiversidad no sólo ha sido afectada en la tierra y los suelos, sino que ha sido impactada en los mares.  La globalización económica ha ocasionado que los habitantes de los países desarrollados se preocupen por su salud.  La preocupación por la salud incluye mejorar la dieta, incluyendo productos obtenidos en el mar.  Payne (2013) expone que la modernización de las flotas de pesca ha logrado aumentar la proporción de pescados solicitados en los mercados globales para cumplir con sus demandas.

Los océanos también han sufrido los impactos negativos en el ambiente debido a la globalización.  Entre los factores que han ocasionado el impacto ambiental se encuentran: los derrames de petróleo, el rápido desarrollo de las áreas costeras, el aumento en el uso de los productos derivados del petróleo, el aumento en la demanda del intercambio global y la globalización económica.  Entre los derrames de petróleo más dañinos al océano se encuentran el Exxon Valdez en el 1989 que impactó las costas de Alaska y el derrame de British Petroleum en el 2010 que impactó el Golfo de México.

El petróleo no sólo ocasiona la muerte de las especies que tienen contacto con el producto, sino que tiene consecuencias para aquellas especies que no tienen contacto directo con el producto.  Según Payne (2013) entre más tiempo se encuentre el petróleo en la superficie de los océanos mayor impacto tiene en el clima global ya que bloquea los rayos del sol y el oxígeno necesario para las especies que viven en el océano.

Payne (2013) expone que, aunque a los grandes derrames de petróleo se les provee mayor publicidad, estos sólo representan alrededor de 20% del total de la contaminación del océano.  El aumento en el comercio global, debido a la globalización económica, ocasiona que haya mayor flujo de barcos atravesando el océano para cumplir con las expectativas del comercio global.  Esto buques cuando no tienen carga mantienen la estabilidad a través del agua de lastre.   Esta agua de lastre es descargada al océano cuando el barco tiene carga, ya que la carga le ofrece la estabilidad que necesita el barco.  Esta agua en la mayoría de las ocasiones se descarga al océano con aceite o derivados de petróleo, creando la contaminación en el océano.   Los barcos de carga y los grandes derrames, no son los únicos responsables de la contaminación con petróleo, los barcos crucero también contribuyen a la contaminación.  McDowell (según citado en Payne, 2013) establece que los barcos cruceros descargan la mayoría de los 400 millones de libras de basura que generan, anualmente al océano.

Payne (2013) establece que la mayor fuente de contaminación de los océanos proviene de las actividades generadas en tierra firme.  El aceite generado por las motoras acuáticas genera aproximadamente un 70% de la contaminación de los océanos.  Payne (2013) expone que globalmente las personas descargan sobre 210 millones de galones de petróleo anuales al océano.  Estas descargas se relacionan con situaciones pequeñas y que en ocasiones consideramos como inofensivas como el goteo de aceite en la marquesina y en las calles, entre otros desperdicios generados por el hombre.  Esto último implica que todos y cada uno de nosotros tenemos alguna responsabilidad del impacto negativo de la globalización ambiental y el impacto en la biodiversidad y por lo tanto también que utilizar mecanismos para minimizar nuestro impacto en la biodiversidad.

Referencias

Payne, R. J. (2013). Global Issues. Politics, Economics, and Culture (4th ed.). Pearson Education.

 

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