Definición
Hill (2015) expone que ninguna sociedad en el mundo se encuentra inmune a la corrupción. La corrupción es tan endémica en algunos países que los políticos lo consideran como parte de su oficio. Esto ocasiona que aunque existan leyes que consideran la corrupción como ilegal, el incumplimiento de las mismas es rampante.
Floristeanu (2010) establece que según Transparencia Internacional (TI), la corrupción se refiere en el caso de las instituciones, a cualquier acto que produce daño público si el propósito es promover ventajas para beneficio personal. Además, define corrupción como el poder que utiliza el sector privado para de forma abusiva satisfacer los intereses personales. Según Albrecht, W.S., Albrecht, C.C. y Zimbelman (2016), la corrupción es un tipo de fraude ocupacional que a su vez puede ser clasificada en cuatro diferentes esquemas: 1) sobornos, 2) conflictos de interés, 3) extorsión económica y 4) propinas ilegales. El conflicto de interés se define como un esquema donde un empleado tiene un interés económico o personal en una transacción que afecta adversamente a la compañía o al gobierno. Las propinas ilegales se definen como esquemas donde una persona ofrece, da, recibe o solicita algo de valor por un acto oficial o una decisión de negocio sin el conocimiento del principal, luego de que se realice la transacción económica motivo del contrato.
La extorsión se define como un acto de coerción para lograr que una persona forme parte en una transacción o entregue algo de valor mediante el uso de la fuerza, la intimidación o la coacción económica. Para Wells (2013) las extorsiones se pueden realizar tanto en el ambiente gubernamental como en el ambiente privado. En el caso del ambiente de negocios, el pago o algo de valor es recibido por un empleado sin el consentimiento o el conocimiento de su patrono. Un esquema de extorsión se realiza cuando una persona demanda un pago a otra persona. En el esquema de extorsión rehusarse a efectuar el pago, conlleva algún daño, como lo sería la pérdida de negocios.
Albrecht et al. (2016) definen sobornos como un esquema donde una persona ofrece, da, recibe o solicita algo de valor con el propósito de influenciar un acto oficial o una decisión de negocio sin el conocimiento del principal en la transacción. Wells (2013) establece que los sobornos se enfocan principalmente en obtener algo de valor para influenciar un acto público. También se considera soborno cuando se ofrece un pago a cambio de influenciar un acto público, aunque finalmente no se efectúe el mismo.
La corrupción organizacional es definida por Aguilera y Vadera (2008) como el abuso de la autoridad para beneficio personal. A su vez, Aidt (2009) define corrupción gubernamental como la venta de propiedad gubernamental para obtener una ganancia privada. Floristeanu (2010) define la corrupción política como el abuso de poder ejercido por los políticos para conseguir una ventaja personal. La corrupción administrativa, a su vez, se define como el uso inapropiado de los recursos administrativos.
La corrupción se encuentra palpable en diferentes esferas. Pero, según Hodgson y Jiang (2007), la mayoría de los economistas enfocan la definición de corrupción solo al ámbito gubernamental. Aunque, según Hirsch y Watson (2010), la corrupción corporativa recientemente ha atraído la atención, en contraposición con la corrupción en el sector público, principalmente debido a los escándalos corporativos recientes. La corrupción organizacional tiene costos sociales, ya que disminuye la capacidad de la organización o gobierno para actuar, utilizar o disponer de propiedad de acuerdo a las necesidades o requisitos de sus dueños, gerentes o constituyentes. La corrupción, entonces, redunda en una disminución en la actividad económica, ya que reduce la confianza tanto en el ámbito de negocios como el ámbito gubernamental. La corrupción fomenta la creación de grupos, clanes y mafias, en detrimento de la cooperación y la libre competencia necesaria para fomentar el desarrollo económico. Kaiafa-Gbandi (2010) expone que las sociedades modernas enfrentan la corrupción a través del crimen organizado y el tráfico ilegal de drogas. Aunque la corrupción tiene sus raíces en las estructuras burocráticas de autoridad y administración, ha recibido influencias de la globalización económica y las actividades transnacionales del crimen organizado.
Hodgson y Jiang (2007) establecen que para el año 2005 la corrupción era rampante en más de 70 países. De acuerdo a Transparencia Internacional (como se citó en Hodgson y Jiang, 2007) en su Reporte de Corrupción Global publicado en el 2008 exponen que tanto los negocios como los individuos gastan alrededor de $400 billones al año mundialmente ofreciendo sobornos solamente para obtener contratos gubernamentales. Según el Banco Mundial (como se citó en Hodgson y Jiang, 2007) la corrupción comprende más de tres trillones de dólares al año. Económicamente, la corrupción tiene un impacto monetario equivalente al producto nacional bruto del continente africano completo.
Características de la corrupción
Según Aidt (2009) una de las características de la corrupción es que la mayoría de las actividades son consideradas ilegales, por lo que los perpetradores realizan esfuerzos para esconderlas. Aidt (2009) presenta dos posturas relacionadas a la corrupción. La primera postura establece que la corrupción es uno de los principales obstáculos para el desarrollo porque ocasiona bajos niveles de ingresos. La segunda postura percibe a la corrupción como beneficiosa. Aquellos que favorecen esta postura, establecen que la corrupción facilita el intercambio económico ya que, ayuda a realizar transacciones que no se hubiesen podido realizar si no se aceleran los procesos burocráticos del gobierno. El autor concluye que aunque en ocasiones la corrupción agiliza los procesos, en general representa un obstáculo para el desarrollo económico porque cuando la corrupción existe, se tienen que separar recursos y realizar esfuerzos para eliminarla, lo que representa una pérdida económica para el estado y la sociedad. La corrupción tiene un efecto negativo en el desarrollo económico sostenible, lo que a su vez resulta preocupante porque es el desarrollo económico sostenible lo que le brinda competitividad a los países y a las empresas.
Según Beenen y Pinto (2009) el comportamiento corrupto puede impregnarse a través de la organización impulsado por factores como: 1) presión en el desempeño, 2) estilo de liderazgo y 3) explotación de las oportunidades estructurales de la organización. Según Henry (2013), los oficiales corruptos tienen personalidades fuertes y son percibidos por sus colegas como efectivos. Lo interesante al analizar a los oficiales corruptos, es que la mayoría de ellos no se perciben a sí mismos como corruptos.
Grigor’ev y Ovchinnikov (2009) clasifican la corrupción de acuerdo a cinco criterios: 1) la persona que inicia la transacción corrupta (sobornador o receptor del soborno), 2) selectividad del intercambio corrupto (compulsorio o voluntario), 3) la esfera en que ocurre (burocrática o política), 4) centralización de la corrupción (centralizada o descentralizada) y 5) previsibilidad (predecible o al azar) en el contacto con los oficiales. Beenen y Pinto (2009) establecieron que entre más centralizado es el gobierno y entre menor acceso tenga la prensa al gobierno, aumenta la probabilidad de que los oficiales corruptos no sean enjuiciados.
El estudio de Du (2008) demuestra la relevancia de la corrupción gubernamental en la formación de los patrones financieros en las naciones. El autor argumenta que la corrupción empeora la gobernanza corporativa porque los gerentes y los oficiales gubernamentales se confabulan para debilitar las regulaciones financieras y facilitar los sobornos. La existencia de la corrupción contribuye a que las organizaciones, con la intención de mitigar la misma, busquen obtener capital a través de emisión de acciones y además confíen más en el financiamiento a través de bancos. Aunque la emisión de acciones se define como una solución, si el capital de la organización, se concentra en un grupo de accionistas mayoritarios, estos podrían controlar a la gerencia y hasta propiciar el soborno a los oficiales gubernamentales para adquirir capital político.
Haque y Kneller (2009) concluyen que la corrupción burocrática no solamente influye, pero que también recibe influencias del desarrollo económico. Presenta tres tipos de régimenes de desarrollo: 1) bajo nivel, 2) alto nivel e 3) intermedio. El régimen de desarrollo de bajo nivel se caracteriza por una alta incidencia de corrupción e inversión pública de baja calidad, con un bajo nivel de productividad. El régimen de desarrollo de alto nivel se caracteriza por bajos niveles de corrupción, inversión pública de alta calidad, con un alto nivel de productividad. El régimen intermedio de desarrollo se caracteriza por un equilibro. El estudio establece que existen diferentes niveles de corrupción en las diferentes etapas del desarrollo. Su estudio concluye que existe mayor corrupción en países pobres que en países ricos. Algunos autores establecen que si el país se considera abierto al intercambio comercial internacional el nivel de corrupción se reduce. Esto sucede porque abrir la economía al intercambio comercial internacional aumenta la competencia. Por otro lado, otros analistas exponen que un país abierto al comercio internacional va a tener mayores pérdidas debido a la corrupción.
Li y Wu (2010) exponen que la corrupción distorsiona la distribución de los recursos porque se desvían grandes cantidades de dinero necesarios para el desarrollo económico a manos de oficiales corruptos. Aunque la mayoría de los países que tienen un alto nivel de corrupción tienen un bajo nivel de crecimiento económico, existen países como China que con un alto nivel de corrupción han logrado un crecimiento económico. Los autores exponen que en una sociedad con altos niveles de confianza, la corrupción tiende a ser menos perjudicial para el crecimiento económico, mientras que en una sociedad donde no se demuestran altos niveles de confianza, la corrupción le hace más daño al crecimiento económico. La confianza promueve la cooperación y la cooperación promueve el desarrollo económico. Algunos autores (como se citó en Li y Wu, 2010) concluyen que la corrupción fomenta la relación con firmas ineficientes porque el gobierno adjudica los contratos a firmas que realizan trabajos con un nivel de calidad bajo.
Causas
Según Das y DiRienzo (2009), algunos autores argumentan que la globalización ha aumentado la corrupción porque se realizan actividades agresivas para mantener la competitividad. De igual forma argumentan que la utilización del comercio electrónico y centros financieros fuera de los límites tradicionales ocasionan que la corrupción no sea fácilmente detectable. Otros autores, sin embargo argumentan que la globalización reduce la corrupción, ya que los participantes ejercen mayor presión en las instituciones exigiendo que sean transparentes y rindan cuentas de sus acciones, por lo tanto se reduce la oportunidad del comportamiento corrupto.
Moore (2008) estudió el concepto de desconexión moral en el contexto de la corrupción organizacional. La teoría de desconexión moral desarrollada por Albert Bandura establece que individuos con altos niveles de desconexión moral suspenden el proceso de evaluación ética que rige el comportamiento de los individuos. Según el autor, altos niveles de desconexión moral ocasionan niveles bajos de conciencia moral, lo que a su vez facilita la corrupción dentro de la organización. De la misma forma, la desconexión moral, ocasiona altos niveles de decisiones anti-éticas lo que a su vez facilita la iniciación de la corrupción organizacional.
Pelletier y Bligh (2008), utilizando un método cualitativo, examinaron los atributos y las reacciones emocionales de empleados al comportamiento anti-ético de los altos líderes en la organización. El estudio analizó 76 participantes de una agencia gubernamental en California para evaluar el clima ético. Los empleados atribuyeron el pobre desempeño ético de los altos líderes a diversas razones incluyendo: ausencia de razonamiento moral, violaciones a la confianza, hipocresía y ausencia o pobres ejemplos de comportamiento ético. A su vez, los empleados identificaron el cinismo, optimismo, pesimismo, y temor como las reacciones emocionales a la corrupción. Estas reacciones emocionales iban dirigidas hacia el alto liderazgo y las prácticas organizacionales.
Según Ochulor y Bassey (2010) las principales causas de la corrupción se sustentan en las filosofías materialistas, capitalistas e individualistas. Mientras que Henry (2013) considera que el deseo de enriquecimiento personal es la razón principal por la cual los oficiales públicos se convierten en corruptos. Ashforth, Gioia, Robinson y Treviño (2008) exponen que aunque el comportamiento corrupto puede ser atribuido a la avaricia personal, a técnicas creativas de fraude, e inclusive a la cultura organizacional, algunas prácticas corruptas siguen siendo difíciles de explicar y hasta misteriosas. Ashforth et al. (2008) distinguen entre organizaciones de individuos corruptos y organizaciones corruptas. Las organizaciones de individuos corruptos se refieren a individuos que operan solos o se confabulan con otros individuos para su propio beneficio en detrimento de la organización. Por otro lado, las organizaciones corruptas, se definen como organizaciones donde un grupo coherente y de poder, regularmente un grupo de la gerencia alta actúa con intención para el beneficio de la organización pero, en detrimento de los accionistas u otras personas interesadas.
Según Beenen y Pinto (2009) las organizaciones corruptas siguen una dirección “top-down”, mientras que las organizaciones de individuos corruptos siguen una dirección “bottom-up”. “Top-down” se refiere a que un grupo dominante coordina las acciones para el beneficio de la organización, mientras que por “bottom-up” se refiere a que personas en los procesos iniciales puede iniciar o facilitar el comportamiento corrupto para su beneficio.
Boerner y Hainz (2009) exponen que en ocasiones los oficiales corruptos han tenido que pagar a sus superiores para obtener sus puestos. De esta forma, quienes hayan ayudado al oficial a obtener su puesto en el gobierno, recibirán eventualmente una remuneración cuando el oficial corrupto los favorezca en alguna transacción. Esto eventualmente se convierte en un ciclo de corrupción, ya que las personas que ayudaron al oficial a obtener su puesto no van a apoyar las estrategias anti-corrupción, porque no le favorecen y lo van a reflejar en las urnas en el momento de elección de los oficiales gubernamentales. Los autores concluyen, además, que si los ciudadanos no perciben oportunidades de inversión o desarrollo productivas y concretas van a apoyar las actividades de corrupción para fomentar su propio desarrollo económico sin importar el detrimento de las arcas gubernamentales y la sociedad en general.
Impacto de la corrupción
Según Dreher, Kotsagiannis y McCorrriston (2009), la corrupción es uno de los principales causantes de un crecimiento económico bajo, distorsiona la inversión, afecta la prestación de servicios públicos y aumenta la desigualdad económica. El Banco Mundial (como se citó en Dreher et al., 2009) ha identificado la corrupción como el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social. Li y Wu (2010) establecen que la corrupción tiene tres consecuencias: 1) enriquecer los bolsillos de los oficiales corruptos, ya sean del gobierno o de las empresas, 2) aumentar el ingreso neto de las empresas o individuos que se envuelven en la corrupción y 3) empobrecer las arcas del estado.
Según “Transparency International” (2009) se estima que en países en desarrollo, los políticos y funcionarios gubernamentales corruptos reciben sobornos por un total de entre 20 a 40 millones de dólares al año, lo que equivale a un 20% hasta un 40% de la ayuda oficial recibida. Se expone que casi la mitad de los ejecutivos encuestados informaron que se recurre a vínculos personales y familiares para conseguir contratos públicos en países no pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. El Reporte Global de Corrupción del 2008 (como se citó en Floristeanu, 2010) determinó los costos de corrupción en $50 billones. Un aumento de 1% en el índice de corrupción representa una reducción de 2% en el recaudo de impuestos.
Everhard, Martinez-Vazquez y McNab (2009) realizaron un estudio para determinar el impacto potencial de la corrupción en el desarrollo económico de las economías emergentes. Uno de los hallazgos importantes del estudio establece que la interacción de la corrupción y la inversión pública tienen un impacto negativo en la inversión privada. Esto resulta extremadamente importante porque estudios anteriores han encontrado que la inversión privada es más importante que la inversión pública. Por lo tanto, si se reduce la corrupción en los países, se facilita la inversión privada y como consecuencia se aumenta el crecimiento económico.
Floristeanu (2010) expone que para los países más pobres, el nivel de corrupción puede establecer la diferencia entre la vida y la muerte, cuando el dinero para los hospitales y el agua potable son utilizados para beneficio personal de los políticos corruptos. Según Hakkala, Norback y Svaleryd (2008), la corrupción es generalmente identificada como una barrera para la inversión extranjera directa (IED). La corrupción puede actuar como un impuesto a la inversión y por lo tanto disuade la IED. Floristeanu (2010) establece que la corrupción y la pobre administración gubernamental afectan las reformas, la eficiencia económica y los recaudos contributivos.
Hodgson y Jiang (2007) establecen que la evidencia económica sugiere que los altos niveles de corrupción significativamente reducen la IED, el nivel de intercambio comercial internacional y la proporción del crecimiento económico en los países. Grigor’ev y Ovchinnikov (2009) exponen que la corrupción no solamente retrasa el desarrollo económico sino que retrasa la modernización de un país. Por lo tanto, afectan de forma implícita, el gasto público y el déficit fiscal (Floristeanu, 2010).
Según Henry (2013), cuando la sociedad, en general, percibe la corrupción como un problema, aumenta el interés de la productividad gubernamental. Esto puede explicar, el aumento en interés de la sociedad norteamericana en la productividad gubernamental y la corrupción gubernamental. Ruhl (2011) expone que la literatura reciente ha demostrado que existe una relación fuerte entre los altos niveles de desarrollo económico y la percepción de bajos niveles de corrupción. Se expone que una de las razones para que exista esta relación es que estos países han logrado obtener unos niveles de desarrollo económico altos por lo que han desarrollado una clase media y una sociedad civil fuerte, lo que ayuda a resistir la corrupción en los círculos políticos.
Corrupción en diferentes jurisdicciones
Según Das y DiRienzo (2009), la necesidad urgente de países como China y Rusia de acelerar su proceso de globalización y competir en este ambiente puede promover las transacciones ilícitas e ilegales. Pero, según los países se integran a la economía mundial, se enfrentan a mayores regulaciones y políticas anti-corrupción. Esto ocasiona que la globalización exponga las ineficiencias del mercado en las transacciones y ocasiona que los niveles de corrupción disminuyan. Por lo que, Das y DiRienzo (2009) concluyen que a menores niveles de globalización existe menor oportunidad de corrupción, pero a medida que los países se convierten en globalizados las nuevas relaciones de negocio crean oportunidades para la corrupción.
Choi (2007) examina las políticas financieras y públicas en Japón y como estas políticas influyen en la corrupción en Japón. Expone que aunque existe una percepción de que Japón es una de las sociedades menos corruptas, la corrupción es parte inherente de la forma de hacer negocios y del gobierno. La administración a través de redes es una práctica cultural en Japón. Este tipo de administración puede ser la causante de la corrupción en los sistemas administrativos y políticos, ya que estas redes son exclusivas y cerradas por lo que las políticas establecidas se perciben como menos transparentes. Choi (2007) sugiere que lograr mayor heterogeneidad y participación de la ciudadanía en la administración, a través de la diversidad gerencial, puede reducir la corrupción administrativa. De igual forma, sugiere que las técnicas convencionales como las verificaciones, control judicial riguroso, política de cero tolerancia en el cumplimiento de las leyes, y la tecnología de información pueden servir de control para mitigar la corrupción. Se enfatiza en la necesidad de crear un gobierno electrónico que facilite las transacciones sin la intervención humana.
En el entorno corporativo, Hirsch y Kneller (2009) realizaron un estudio en Nueva Zelanda, para demostrar que la estructura corporativa en conjunto con una pobre gobernanza corporativa contribuyen al comportamiento corrupto en las organizaciones. La estructura corporativa básica provee una base para el comportamiento corrupto porque las posiciones de poder se encuentran en posición jerárquica y ejercen influencias en la organización. La gobernanza corporativa se define como los procedimientos y procesos mediante los cuales la corporación es dirigida y controlada. La composición y desempeño de la junta de directores representa un indicador relevante de una pobre gobernanza. Si el presidente de la junta de directores o cualquier otro miembro puede perjudicar las decisiones de la junta y permitir la conducta gerencial inapropiada, incluyendo la corrupción, la gobernanza es pobre.
Collins, Uhlenbruck y Rodríguez (2009) a través de un estudio realizado utilizando una encuesta a 341 ejecutivos en India determinaron que si los ejecutivos tenían lazos sociales con oficiales gubernamentales, las organizaciones que representaban estaban más susceptibles a participar en actos de corrupción. El estudio concluye que los ejecutivos son más propensos a racionalizar su participación en actos de corrupción como una necesidad para mantenerse competitivos. El estudio también demuestra que los vínculos sociales con personal gubernamental promueven la disposición de ignorar las prescripciones legales relacionadas a la corrupción.
El estudio de Hakkala, Norback y Svaleryd (2008) utiliza datos de firmas multinacionales suecas para concluir que la corrupción disminuye la probabilidad de que una firma invierta en un país. Las características de las firmas multinacionales también influyen en el impacto de la corrupción en el IED. Las compañías enfocadas en la investigación y desarrollo son menos propensas a realizar actividades corruptas cuando deciden invertir. La intensidad requerida en las investigaciones y el desarrollo se traduce en mayor poder de negociación para las firmas. Según el artículo, entre mayor poder de negociación de las firmas, menor será la cantidad de sobornos requerida por los oficiales gubernamentales. El estudio concluye que las firmas grandes están menos afectadas por la corrupción, ya que muchas tienen la habilidad de rechazar la demanda de sobornos.
Mahadwartha (2010) investigó la corrupción en el sector privado utilizando datos de las organizaciones listadas en la Bolsa de Valores de Indonesia. El autor evaluó los flujos libres de efectivo y dividendos como indicadores de la corrupción en el sector privado. El propósito de la investigación era determinar cuál etapa del ciclo de vida de la organización tenía mayor incidencia de corrupción gerencial. Se probaron varias hipótesis considerando las etapas de ciclo de vida en la que se encontraban las empresas: 1) crecimiento, 2) estrella, 3) madurez, y 4) declinación. El autor concluyó que las firmas en la etapa de estrella tienen mayor incidencia de corrupción gerencial que las firmas en la etapa de declinación. De igual forma se concluye que las firmas en etapas de madurez tienen mayor incidencia de corrupción que firmas en etapa de crecimiento y que firmas en etapa de declinación.
Ochulor y Bassey (2010) establecen que la corrupción es la consecuencia de los altos niveles de pobreza en Nigeria. Los autores exponen que los nigerianos han sacrificado el bien común para saciar los deseos individuales, al actuar de forma egoísta. Ruhl (2011) establece que la mayoría de los analistas concuerdan que la corrupción política es un obstáculo para la democracia y el crecimiento económico de la región de América Central porque la desconfianza generada por los actos de corrupción, ocasionan que las sociedades no apoyen los gobiernos democráticos. Nicaragua y Honduras presentan una corrupción rampante. La corrupción política se extiende a través de toda América Central, aunque el nivel de corrupción varía de acuerdo al tipo de corrupción y al país.
Posibles soluciones
Transparency International (2009) expone que aún con sonados escándalos de corrupción, se han producido avances prometedores hacia una mayor integridad corporativa. Hirsch y Kneller (2009) exponen que una buena gobernanza corporativa constituye uno de los controles más efectivos para disminuir y prevenir las actividades corruptas en y entre organizaciones. Arens, Elder y Beasley (2014) establecen que en las empresas la gerencia es la responsable de implantar la gobernanza corporativa y los controles necesarios para minimizar el riesgo de fraude. Como la confabulación y la documentación falsa hacen de la detección de fraude un reto, las compañías tienen que enfocarse en la prevención del fraude. Guías desarrolladas por Instituto Americano de Contadores Públicos Autorizados identifican tres elementos para prevenir y detectar el fraude. Los tres elementos son: 1) cultura de honestidad, 2) responsabilidad gerencial para evaluar los riesgos de fraude y 3) vigilancia por parte del comité de auditoría. La Encuesta de Fraude publicada por KPMG en el 2003, expone que algunos de los factores que las organizaciones tienen que considerar en la evaluación del riesgo de fraude son la confabulación entre empleados y terceros y la confabulación entre empleados y la gerencia.
Kaiafa-Gbandia (2010) expone tres aspectos importantes en la lucha contra la corrupción. Primero, el autor argumenta que los parlamentos nacionales deben crear conciencia sobre su rol y asumir la responsabilidad de introducir provisiones penales contra la corrupción en el ámbito internacional. Segundo, se establece la importancia de crear leyes donde el castigo y el crimen se relacionen proporcionalmente. Tercero, se enfatiza que la utilización de la ley criminal no es la solución a todos los problemas sociales.
Beenen y Pinto (2009) desarrollan un enfoque para resistir la corrupción que identifican como las 4P: 1) percibir, 2) probar, 3) protestar y 4) persistir. La percepción requiere estar siempre atentos a signos de corrupción. Luego de percibir que la corrupción pueda estar ocurriendo, las personas deben probar que la corrupción está ocurriendo. Luego de probar la corrupción, se deben asumir los costos de llevar el proceso de acusación hasta las últimas consecuencias. El último paso en la lucha anti-corrupción se enfoca en lograr que las personas se mantengan fieles a sus valores éticos.
Los gobiernos deben utilizar herramientas innovadoras para poner énfasis en la regulación y el cumplimiento de las leyes. La sociedad debe ser consciente que la corrupción afecta los problemas sociales, de desarrollo y ambientales. Cordis (2009) realizó un estudio con datos de 49 estados de los Estados Unidos donde se establece que la supervisión judicial provee una verificación de los poderes ejecutivos y legislativos. Se identifican dos componentes de la supervisión judicial: 1) independencia judicial y 2) revisión constitucional. La independencia judicial se refiere a la imparcialidad de los jueces al emitir las decisiones judiciales. La rigidez de las constituciones se refiere a la oportunidad de las ramas legislativas y ejecutivas de aprobar leyes que beneficien a su círculo social y a ellos mismos. El estudio concluye que los estados con altos niveles de independencia judicial y constituciones rígidas tienen menores niveles de corrupción pública per cápita.
Cordis (2009) establece que la corrupción está negativamente correlacionada con el nivel de educación y el ingreso per cápita pero positivamente correlacionada con la heterogeneidad étnica, desigualdad económica, el tamaño del gobierno y entradas de flujos de efectivo de la Agencia de Manejo de Emergencia Federal. El estudio establece que los estados donde los oficiales gubernamentales son elegidos en lugar de nombrados tienen un nivel bajo de corrupción.
Quah (2010) analizó la efectividad de las agencias anti-corrupción creadas en cuatro países de Asia: 1) Singapur, 2) Hong Kong, 3) Tailandia y 4) Corea del Sur. Según el autor, para lograr la efectividad de las agencias, los líderes políticos tienen que estar comprometidos sinceramente a minimizar la corrupción. Esto es así, porque son los políticos quienes firman las leyes y enfatizan que las mismas se cumplan. El compromiso de los líderes políticos en la lucha anti-corrupción asegura una distribución apropiada del personal y los recursos. Para lograr ser efectivas, las investigaciones realizadas por estas agencias deben estar aisladas de la intervención gubernamental.
El estudio de Eicher, Garcia-Penalosa y Van Ypersele (2009) enfatiza la importancia del capital humano y las instituciones con sana administración para promover el desarrollo económico. La corrupción reduce el ingreso promedio y la educación. A su vez, la educación tiene dos efectos en la corrupción. Por un lado aumenta las incidencias de solicitud de dinero, pero de igual forma produce electores más informados que observan de forma más adecuada las acciones del gobierno. Las economías con niveles intermedios de educación se mantienen atrapadas en niveles de pobreza porque el nivel de destrezas creadas aumenta la oportunidad para solicitar dinero a cambio de transacciones económicas. Las economías tanto con niveles bajos como altos de educación se enfrentan al problema de la desigualdad entre los individuos lo que fomenta la corrupción.
Ochulor y Bassey (2010) exponen la necesidad de lograr un enfoque en la moralidad y los estándares éticos. Como alternativa para disminuir la corrupción, los autores presentan las alternativas de re-orientación ética y mayores niveles de educación. Incluyen en sus alternativas para disminuir la corrupción, incluir cursos de ética en los currículos educativos. Además presentan como alternativas para disminuir la corrupción un aumento en propagandas educativas a través de medios electrónicos con el apoyo de la industria de entretenimiento, el gobierno, periódicos y revistas. Concluyen que la recuperación económica deseada y el desarrollo económico de las naciones se logran si la corrupción, tanto en el aspecto individual como nacional, se evita.
Lange (2008) establece la necesidad de desarrollar un marco conceptual con el propósito de establecer controles para prevenir la corrupción. Se presenta la diferencia entre controles organizacionales y controles anti-corrupción. Los controles anti-corrupción enfatizan en la minimización de un estado indeseado o actuación incorrecta, mientras que los controles organizacionales enfatizan en maximizar actuaciones deseadas como la cooperación y la eficiencia. Los controles anti-corrupción se enfocan en cuatro funciones dominantes: 1) reducción de la autonomía, enfocado en la libertad de tomar decisiones, 2) consecuencias del sistema, enfocado en los sistemas de recompensa, 3) ambiente de sanción, enfocado en la transmisión de las presiones legales y regulatorias y 4) controles orientados, enfocado en facilitar el rechazo del comportamiento corrupto.
Straub (2009) presenta el efecto de las estrategias para luchar contra la corrupción. Las estrategias anti-corrupción incluyen seguimientos y auditorías, un aumento en el escrutinio público y campañas de educación, entre otros. Estas estrategias pueden tener consecuencias inesperadas ya que pueden lograr que la corrupción sea menos atractiva para los participantes, pero a su vez pueden aumentar la tolerancia hacia la misma. Otra estrategia anti-corrupción sería aumentar la competitividad en el ámbito económico. De esta forma, se reduce la tentación de ofrecer o pagar sobornos para obtener transacciones comerciales. Aunque esto es beneficioso, podría ocasionar que la estructura de compensación para las personas en posiciones claves se ajuste para lograr aminorar la presión de cometer un acto de corrupción.
Ionescu (2010) establece que un ambiente de control fuerte tiene un rol crucial en disuadir la corrupción. Los controles preventivos pueden comenzar desde el inicio de la relación de empleo. Los controles establecidos deben servir para identificar situaciones en las que se estén cometiendo actos de corrupción. Las auditorías internas son una forma útil de detectar la corrupción. En el proceso de detección se ha aumentado la utilización de la tecnología de información que permiten de una forma fácil y eficaz identificar los actos de corrupción. La corrupción se puede fomentar si los participantes perciben el sistema legal como injusto, además si perciben que existe desigualdad entre los diversos grupos de individuos. Los proveedores de capital de las empresas también pierden rendimiento debido a la corrupción. De igual forma las multinacionales, no están dispuestas a cooperar con los gobiernos anfitriones si el nivel de corrupción en el gobierno se percibe como alto.
Según Straub (2009) el éxito de estas estrategias anti-corrupción dependen de los diferentes niveles de honestidad y temor de ser capturados que tengan los posibles participantes de esquemas de corrupción. Kaiafa-Gbandia (2010) establece que la corrupción no se elimina creando más leyes que la condenen, la corrupción se disminuye si se crean mecanismos que fomenten el mérito, la responsabilidad, la integridad y la transparencia en las actividades sociales y políticas.
Referencias
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